La Frase del Día

domingo, 5 de febrero de 2012

La Batalla del Siglo.

Una mañana de heroísmo.

El sol salía temprano. Un cielo azul oscuro, sin nubes, sin pájaros, con un silencio estremecedor hacía presagiar que la mañana sería diferente, una mañana en que las tropas "azzurras" lucharían sin descanso contra las tropas del clan de los "biancos" para, en una batalla épica, decidir cual de los dos bandos gobernaría el mundo. Un mundo que, tras esta guerra, no volvería a ser igual...

Estaba en juego algo más que una simple victoria, ambos equipos iban a repartirse el reinado de la madre tierra. Unos, gozarían el resto de la eternidad de los manjares más deliciosos, las mujeres más fértiles y las tierras mejor situadas, los otros, correrían distinta suerte, y tendrían que vagar hambrientos y moribundos por una tierra en la que jamás se ponía el sol, un sol caliente que los haría sufrir el resto de su larga y penosa existencia.

Todos preparados, firmes, mirando al infinito, pensando en las cosas más bellas, en lo que podrían lograr sin ganaran, y en la humillación que supondría la derrota.

Y comenzó la batalla, por un lado, el ejército de los "azzurros", mejor preparados, más inteligentes, pero mucho menos numerosos que las tropas "biancas", formadas por multitud de féminas, luchadoras sin piedad curtidas en los mejores burdeles del antiguo París. 

La batalla fue difícil, muchos cayeron con honor, pero finalmente, el ejército "azzurro", claro vencedor, aplastó a las féminas locas, que corrían como pollo sin cabeza y que no tuvieron otra salida que hincar la rodilla en el suelo, mirar al cielo y comenzar a sufrir, pues pasarían el resto de su vida exiliadas, vagando por desiertos sin oasis, humilladas y destrozadas por el más glorioso ejército que jamás ha existido, unos hombres valientes que reinarán por los siglos de los siglos.

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